Para reyes quiero un wolverine.

Aclaro: no quiero un animalito salvaje para tenerlo en cautiverio, no quiero una figura de acción, no quiero un póster ni nada por el estilo. Quiero a Hugh Jackman, pero que sea Wolverine.

Ese tal Hugh Jackman, declarado este año el hombre vivo más sexy sobre la faz de la tierra por la revista People, posiblemente presentador de la próxima ceremonia de entrega de los Óscares, y el actor perfecto para encarnar al mutante preferido por todos (aunque le dé envidia a Keanu Reeves -¿quién querría ahí al flacucho de Keanu?-).

Estamos hablando del mutante quien en una traducción desafortunada en México, alguna vez se llamó Glotón (hágame ud favor), luego Guepardo. En España se llama Lobezno. Sólo que pasa lo siguiente: traducir nombres propios es una bobada. Sea pues Wolverine.

Nada, que la película X-Men Origins se estrena en México el 30 de Abril del año próximo. Y yo estoy muy emocionada, como buena fan que soy de los Hombres X, de Hugh, de Wolverine y sus garras y sus camisetas blancas de algodón y sus bíceps y tríceps y pectorales y de su voz grave y asi. Y ya, que me pongo malita de mis nervios.

Estará dirigida por Gavin Hood, a quién tal vez recordarán por Tsotsi, aquel filme sudafricano, muy violento para mi gusto, que ganó el Óscar a la mejor película extranjera en 2005.

En X-Men Origins podremos ver a otro de los mutantes favoritos de todos: Remy LeBeau, por mal nombre Gambit (o Gambito pues) actuado por Taylor Kitsch.

Uno de los mayores aciertos de las entregas de Hombres X dirigidas por Bryan Singer fue la composición del elenco. Un montón de actores prácticamente desconocidos antes de este trabajo, que quedaban perfectos en los personajes que todos los fans de la historieta conocíamos muy bien. Ahora me pregunto si la elección de los actores volverá a ser tan acertada, y luego me respondo ¡qué importa! ¡Hugh Jackman!