Llevo unos pocos años siendo freelance (unos 3). Héctor, en cambio, llevaba unos 18. Hasta hace un mes, que entró a trabajar a un sitio con horario. Ese asunto laboral nos ha obligado a modificar muchas cosas, especialmente nuestra organización doméstica, y hemos tenido que adoptar ciertas rutinas nuevas para nosotros.
Yo solía hacer la broma de que Héctor era "mi esposa": se encargaba de cocinar y pasar por la tintorería en las temporadas en las que tengo proyectos que me requieren 8 o 10 horas pegada al teclado. Su condición freelance solía permitírselo. No se escandalicen demasiado que todavía tengo más bromas sexistas: ahora me toca a mi ser la esposa y cumplir con mi papel histórico como mujer, es decir, cocinar y lavar los platos.
La verdadera complicación de esta historia es que nunca he sabido cocinar. No es que reniegue de hacerlo. No es que no me guste. Es simplemente un talento que dios no me dio. Con el tiempo me he convencido de que para cocinar bien es necesaria cierta lógica de la cual carezco: un sentido del espacio y del orden que debe estar en la misma parte del cerebro que te hace bueno para los números... y no por nada prefiero las palabras.
Así pues, cocinar todos los días para Héctor y para mí, combinándolo con mi jornada laboral que sigue siendo la misma, es un reto no exento de emoción (y descubrimientos y satisfacciones). Descubrí que a pesar de mi poca pericia, disfruto cocinar más de lo que hubiera esperado. Y disfruto la planeación, además.
Pinterest ha resultado ser una gran herramienta, ya les contaré más a detalle en otro post porque planeo hacer más posts sobre comida. Por razones obvias me he aficionado a blogs de cocina y los posts me suelen parecer bonitos y divertidos, asi que quiero intentarlo aunque sea de vez en vez. Y quizá alguien los encuentre útiles estas entradas, considerando que siempre hago comidas completas para dos personas, con un tiempo de preparación que no suele pasar de media hora.
Ayer por fin logré cocinar y fotografiar el proceso, hace tres semanas eso era impensable: apenas podía echarle azúcar al agua de jamaica y sal al pollo sin regarlo todo por la barra de la cocina.
"Fotografiar" también es decir demasiado. Le hice unos instagrams a los ingredientes. Me encantaría que Héctor pudiera hacer las fotos pero si de hecho él pudiera hacerlas yo no estaría cocinando, así que esto es lo que hay.
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Menú del día:
Sopa de lentejas
Ensalada verde
Tortilla española de calabaza
Te helado
Las lentejas las hizo Héctor el día anterior. Están en 10 minutos en la olla exprés. La ensalada llevaba principalmente lechuga y arúgula y siempre tengo varios aderezos que enriquecen hasta la más humilde mezcla de verduras, ya les cuento en otro post. Pasemos al plato fuerte.
Como todo el mundo sabe, una tortilla española se compone principalmente de huevos, cebolla y papas. Aunque es deliciosa así, en casa estamos intentando comer más verduras y menos carbohidratos, por lo cual probé a sustituir las papas con calabacitas. Funciona bien.
Este fue mi segundo intento, la que hice hace un par de semanas se rompió. Primera cosa a tener en cuenta para hacer tortilla: si no tienes un par de buenos sartenes mejor ni lo intentes.
Usé cuatro calabacitas, una cebolla completa y seis huevos y sobró una cuarta parte de la tortilla (nota: a la otra usaré tres calabacitas y cinco huevos).
Cocí las calabazas en agua con sal, las eché al agua ya hirviendo y las dejé sólo unos minutos (como cuatro minutos). Las escurrí y sumergí de inmediato en agua con hielos, así quedan más verdes y firmes.
Batí los huevos y eché cebollas, calabazas y un poco de sal. Luego lo dejé reposando todo mientras resolvía unos pendientes en la compu. Normalmente las papas absorben algo de huevo... cosa que dudo sea igual para las calabazas, pero igual no estorba.
Héctor hace unas tortillas españolas perfectas porque aprendió en la cocina de una señora de pueblo en el país vasco. De ahí viene lo de dejar las papas remojando en el huevo, la manera de cortarlas (siempre en lascas) y lo de usar una cebolla completa.
Al final se echa toda la mezcla a un sartén bien caliente con algo de aceite de oliva y se deja cocer a fuego bajo. La dificultad, claro, estriba en voltearla. Yo uso dos sartenes y no sé si hay otra técnica.
Helo ahí. Necesito mejorar mi técnica pero de sabor ya me sale. Funciona bien si necesitas recalentarla en microondas, por lo que la puedes llevar cómodamente en un tóper. También funciona bien como receta para uno si vives solo.
Ahora háganme el favor de decirme "Señora Botica".