flores para ser más feliz

Creo que nada me ha hecho apreciar más eso que llamamos "los placeres sencillos de la vida" que haberme convertido en mamá. No sé si es algo que se dice comúnmente y no estuve poniendo atención, o si es algo que las mamás no dicen tanto. Para mi fue un shock la manera en la que mi vida, esa que conocía a la perfección, cambió por completo en una sola noche cuando mi hija nació. De pronto me di cuenta de que las cosas tal y como las conocía ya nunca volverían a ser así. 



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una tarde de otoño en familia

A mi me encanta el horario de esta mitad del año, el horario "normal" -por llamarle de alguna manera al que conocí toda la vida antes de que se implementara el horario "de verano" en México-. Es cierto que las tardes paracen más cortas, pero las mañanas duran muchísimo más (siempre y cuando las comiences temprano). Claro que este horario favorece menos salir con niños por las tardes-noches, no solo porque oscurece antes y porque los niños suelen irse a la cama con más facilidad, sino también porque hace frío (ya sé que aquí no es el horario el culpable, pero se junta todo).

Pero eso que puede parecer una desventaja para los amantes de andar fuera de casa, es puras ventajas para quienes somos más hogareños. A mi, pretextos son los que me faltan para ponerme la pijama a las 5 de la tarde y olvidarme hasta el día siguiente de cualquier pendiente que no se haya hecho en el día. Sin embargo mi hija no siempre opina lo mismo y en las tardes está como una bala, así que algo tenemos que pensar para entretenerla.


Ver películas siempre está bien, sobre todo cuando oscurece temprano y hace algo de frío afuera, pero tampoco puede ser el plan para todos los días. Ahora que mi hija ya es un poco más grande y empieza a interesarse por muchas más cosas que antes, hemos empezado a cocinar juntos antes de dedicar las tardes a leer cuentos, gastar furiosamente las crayolas y comernos lo que cocinamos.
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