3 reglas para llevar (bien) el bolso.

En esto de la moda, la elección del bolso es lo que traza la línea entre expertos y aprendices. Saber de bolsas es como saber de vinos: lo puedes aprender pero no lo puedes fingir y el chiste es lograr que te salga natural. Y lo mismo que en los vinos la cosa no tiene que ver necesariamente con precios (aunque ayuda). Un vino caro puede ser malo. O puede ser bueno y combinar terriblemente mal con la cena. 

La elección del bolso es el último territorio en el que las reglas de la moda se aplican a la antigua usanza. Aunque como todos sabemos, romper las reglas y salir airoso es el verdadero sello de los que dominan cualquier disciplina. Sólo que se necesita práctica para lograrlo. Si no la tienes, mejor apégate a los básicos. Si quieres escribir correctamente, siempre está el confiable uso del sujeto verbo y predicado. Si te vas a poner a eliminar las mayúsculas después de los puntos, mejor que seas Lobo Antunes.

 Kate Spade: para la oficina y para la fiesta de la oficina

Dicho lo anterior, aclaremos sólo una cosa: la elección de tu bolso manda mensajes que pueden ser interpretados. Asegúrate de enviar el mensaje que quieres. Y si eso implica tener un bolso dorado con logos enormes, vas. Si te encanta, no permitas que ningún supuesto juicio te arruine el gusto. La única regla 100% inquebrantable es No Te Engañes. Ese bolso LV pirata no engaña a nadie, no dejes que te engañe a ti.

Regla número 1: El Tamaño. Mientras más grandotes, más miedo les da la oscuridad.

 Para el día: Benetton, Crabtree, Longchamp, Crabtree, Kate Spate, Coach

Los bolsos grandes son para el día. Un tote, un maletín de doctor, un bucket o un messenger bag no van a eventos de noche. Mientras más grandes, más de día. Al revés no aplica, los bolsos pequeños pueden ser usados durante el día -sólo procura evadir la pedrería o las plumas-. Para la noche puedes usar un mini de correa larga si el evento es informal y un clutch si es formal. 

Para la noche: Benetton (los dos dorados y el rojo), Longchamp, Stradivarius

La formalidad también juega en esta regla: para una boda de día, no lleves un bolso grande así sea tu adorado trapeze de Céline que te costó una fortuna. Mientras más formal la cosa, menos bolsa.

Regla número 2: El Material. Usa la lógica y saldrás airosa.

¿Te pondrías tus pantuflas de conejito para ir a la playa? Un bolso de rafia o paja está bien para un momento del día o un lugar donde hace mucho calor, en invierno déjalo descansar. Un bolso de piel negra en la playa hace tanto sentido como bajar a la piscina con botas over the knee de piel. El plástico transparente es súper divertido y súper informal. La lona es ideal para la universidad pero poco adecuada para una entrevista de trabajo. 

Regla número 3: El Mantenimiento. Status, impecable. 

No importa si se trata de una Prada carísima, una DKNY o cualquiera del imperio Inditex, todas necesitan mantenimiento. Correas rotas, raspones, broches o aplicaciones faltantes, todo eso va fatal. Guárdalas con relleno para que no se aplasten ni pierdan la forma y cuando no tenga arreglo despídete de ella. Obviamente un bolso costoso amerita mantenimiento profesional y te durará años y años. Uno barato, en cambio, es desechable (pero cuídalo como si no lo fuera).

 Foto: Tommy Ton

No voy a escribir sobre los colores porque a la única que le importa que sus zapatos y su bolso sean del mismo color es a Isabel II. Puedes buscar combinaciones, contrastes o gamas cromáticas. Puedes usar el bolso como detalle (te encanta el animal print pero no te atreves con un vestido de leopardo, entonces llévalo en el bolso. Lo mismo con las lentejuelas). Sólo tienes que vigilar tres cosas: tamaño, material y estado.

Bolso: Jimmy Choo. Foto: Tommy Ton

Mi último consejo es compra menos cantidades aunque gastes lo mismo. ¿Necesitas comprar una bolsa cada vez que te depositan la quincena? Mejor espérate 6 quincenas y compra una de mejor calidad. ¿Necesitas que todo el mundo vea ese logo impreso por todos lados? ¿En serio? ¿Porqué?



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Cánones de belleza.

El tema del sexismo en medios y publicidad puede ser abordado desde infinitos puntos de vista. Entre ellos, uno de mis menos favoritos es el que de alguna manera compara cómo son sexualizados los cuerpos femeninos y masculinos. Concretamente, me chocan esos ejercicios donde se sustituye a una modelo (mujer) por un modelo hombre y en la que invariablemente el hombre queda ridiculizado. 

Hay un montón de ejemplos: Buzzfeed recreó un comercial de Doritos cambiando a la chica por un chico, hay un ejercicio similar con los visuales de American Apparel o de Sisley, etc. Elegí este de los Bondi Hipsters para que sepan de qué estoy hablando (aquí pueden ver el resto de las fotos). 


¿Está sexualizado de más el cuerpo femenino en el mundo de la moda o es el cuerpo masculino el que está sexualizado de menos? Preguntan los autores de estas fotos. 

Para mi, el asunto es mucho más simple: los códigos son distintos (y qué bueno que lo sean). Señores, si van a poner a posar un hombre en pelotas y quieren que se vea sexy, no tienen más que referirse a la historia del arte. 

 Alexandre Cabanel - L'ange déchu (El Ángel Caído)

Sólo por poner uno entre innumerables ejemplos.


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