Una foto de estudio

Un día me tomaron una foto de estudio. No es la primera, y espero que no sea la última, pero es a la que le tocó que le escriba un post. Es esta:


Recomiendo 100 x 100 hacerse una foto de estudio alguna vez. O si no necesariamente en estudio, pero sí con un fotógrafo profesional. Ya si se puede, con todo el equipo completo: maquillaje, peinado, luces, un vestido especial para la ocasión. En esta era de selfies y miles de fotos tomadas con el celular, vale la pena regalarte una foto que podrías imprimir, enmarcar y colocar en casa (aparte de las fotos de boda, pues). Además, todas esas selfies y miles de fotos son maravillosas para descubrir cuál es el lado tuyo que te gusta más (no que haya uno mejor, pero saben a lo que me refiero).

Yo, que suelo ser muy tensa enfrente de la cámara, logré encontrarme cómoda hasta después de años de Héctor tomándome montones de fotos, muchas de ellas inadvertidamente, otras directamente como asignaciones de trabajo cuando todavía colaboraba con marcas desde este blog. Nunca fui extremadamente fan de que el trabajo involucrara usar mi imagen pero eso se los voy a contar en un siguiente post -ajá, hoy me estoy haciendo el propósito de publicar aquí una vez a la semana. Los pongo a ustedes por testigos-.

Ah, la historia de esta foto. Antes de que comenzara el gran confinamiento me tocó conocer los nuevos lanzamientos de cosmética de Givenchy. En general prefiero probar los productos en mi misma, los entiendo mejor, pero también es verdad que todo el potencial de un cosmético suele apreciarse mejor cuando un make up artist lo aplica a una modelo. En este caso, al equipo de Givenchy Fragrances & Beauty México se le ocurrió la combinación de ambas posibilidades: nos permitieron probar todas las novedades en nosotras, pero aplicadas por profesionales. Y bueno ya que estábamos tan guapas hacer la foto era claramente el siguiente paso. Gracias por eso.

Así que esa soy con el trabajo de un montón de profesionales encima. Me encantaría levantarme así todas las mañanas, pero al menos puedo abrir el ojo, mirar mi foto y pensarme así todas las mañanas. 

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Photographer: @antonioydanielphoto. Make Up Team: @Marco.Casasola & @Hamburguitoshh. Hair Team: @AlejandroIniguezHair & @Gabiokka. Styling: @SofyFlorees. Blusa: @sandraweilstudio. Aretes: @mina_ro_mina. Film: @ArturoGomezDirector. Direction & Production: @DavoSthebane, @NicoleKerbel & @Liorinsky.

Athleisure: más que una tendencia

Vestir ropa para hacer ejercicio sin estar dentro de un gimnasio es algo que no solía estar bien visto. En aquellos tiempos en los que las revistas se permitían publicar Do's y Dont's de la moda (ya sé que algunas lo siguen haciendo, ewww), una chica con pants en el aeropuerto representaba un gran Don't. Pero eso se acabó.

 Total Look: The Mashup, exclusiva de Palacio de Hierro. 

En este momento de la moda en el que las tendencias se difuminan y la expresión personal parece ser el parámetro más importante, no solamente "se vale" sacar prendas de contexto para jugar con tu look, hacerlo es una muestra de creatividad. Las prendas de noche se llevan durante el día, los armarios femeninos y masculinos ya no tienen que ser algo separado, la ropa del gimnasio sale orgullosa a la calle. 

Lo que apareció hace unos años como tendencia y rápidamente se volvió una moda, el llamado Athleisure, ahora es una expresión bien instalada que vemos no solo en blogs de streetstyle y fotos de celebridades, sino también en la calle, en el aeropuerto, en todas partes. Ah, y en el gimnasio también.

Top: The Mashup. Falda: FENTY PUMA por Rihanna. Sneakers: Vans.

Desde mi punto de vista, hay dos tipos de athleisure: las prendas que en efecto se pueden usar cuando vas a gimnasios como Smart Fit a hacer cardio o levantar pesas, esas prendas con las que lucirás tu estilo incluso si estás cubierta en sudor o haciendo caras raras (todo el mundo hace caras raras al levantar peso, ¿o no?) y las otras, las que solo tienen un feeling deportivo pero que no usarías para subirte a la caminadora. 

 Top: FENTY PUMA por Rihanna. Falda: Catamaran. Sneakers: New Balance.

OK. Cuando digo que ahora la ropa del gym puede ir a todas partes, no quiere decir que pueda hacerlo en cualquier momento. Los leggings o ese top increíble de The Mashup que usaste para hacer tu rutina de la mañana, déjalos en la bolsa del gimnasio (uno pensaría que es cuestión de sentido común). Eso sí, combina tu ropa "de ejercicio" con prendas de inspiración deportiva para salir con tus amigas a desayunar, ir de compras o al cine o sí, precisamente para ir al aeropuerto, especialmente si vas a tener un viaje largo. 

 Top: Wild & Alive. Leggings: Old Navy Active. Sneakers: FENTY PUMA por Rihanna.

A veces me pasa que por algo termino vestida con un outfit que me encanta y eso me hace preguntarme ¿a dónde me gustaría ir vestida así? Igual te va a pasar con cualquiera de los conjuntos de este post. ¿A dónde iría vestida así? Yo, a dónde sea.

La receta de helado más sencilla de la historia

Esto es literalmente lo que anuncia el título: una receta de helado con solo dos ingredientes. DOS. En menos de diez minutos puedes estar comiendo helado del sabor que quieras (cualquier fruta de temporada funciona). Mi hija es -previsiblemente- muy fan del helado así que le doy de este, que solo lleva yogurt griego y fruta, y todos felices. 

cosas inútiles que compramos las mamás primerizas

Creo que no hay ente más propenso a comprar cosas inútiles -creyendo que son útiles- que una mamá o un papá primerizo. En su momento leí con atención esas listas de "qué llevar al hospital para el parto" y hasta hice una maleta absurda de la cual no usé casi nada. 

Los niños necesitan mucho menos de lo que creemos pero para cuando nos damos cuenta ya hemos comprado cualquier cantidad de chácharas caras e inútiles. Si tuviera que dar un consejo, diría que no compres por adelantado. Excepto pañales, tres (literalmente tres) mudas de ropa para recién nacido y para las siguientes dos tallas y un par de cobijitas, todo lo demás se puede ir comprando conforme se necesite.


La famosa pañalera, por ejemplo: existen tantas bromas sobre la pañalera gigante y sobre el tiempo que toma alistar todas las cosas de un niño para salir a la calle... WTF. Para mi fue sencillo eliminar todos los objetos que no necesito llevar a todas partes. Empezando por la pañalera. 

Siempre he sido de usar mochila y no veo porque tendría que cambiar eso ahora. Les cabe todo, pero yo no necesito llevar todo. Para una salida normal -al parque, al súper, a pasear un rato- llevo 3 pañales, toallitas húmedas, agua para limpiar manos, un cambio de ropa y un mini botiquín con alcohol, algodón, curitas, gasas y cinta adhesiva (por cierto, no lo he usado ni una vez).

Ahora mi hija ya está en la edad de dejar el pañal y no saben el gusto que me da. Siento la ligereza en el alma (y en mis mochilas).

Mochila: Andrea

cómo empezar a comprar accesorios de lujo

Chanel, Dior, Gucci, Givenchy... Esas marcas que te encantan pero que no te puedes permitir. Quizá tengas un labial, un perfume o unos lentes pero, ¿una bolsa? De ninguna manera es posible.

O tal vez sí. 

Hace unos días encontré este post: How I started buying key pieces, en el que una blogger cuenta cómo cambió un clóset lleno a reventar de prendas de ASOS por uno mucho más curado con algunas piezas de marcas de lujo. En el link lo puedes leer completo pero si no lees inglés hice un pequeño resumen. 


Creo que antes hay que aclarar que este post tampoco es para todos. La autora es alguien que de por sí gasta ya una cantidad mensual considerable en ropa y accesorios, así que tampoco es tan sencillo como "deja de comprar 12 pares de Zapatos de Zara" (aunque un poco sí. Mira aquí lo que tienes que sacrificar para comprar la playera "We should all be feminists" de Dior). Por otro lado, aunque quizá no te identifiques por completo con lo que vas a leer, hay algo que todas podemos hacer por nuestros guardarropas: comprar menos, pero mejor.


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