La diferencia entre las puestas en escena grandilocuentes de
Alexander McQueen -las que dirigía él- y las de Marc Jacobs en Louis
Vuitton (Estación de Tren, Carrousel, Hotel) es, por una parte, que
Alexander McQueen era un genio de la puesta en escena y Marc Jacobs
cuenta con mucho presupuesto. No digo que los montajes de McQueen fueran
baratos, pero lo maravilloso no estaba en el recurso costoso si no en
el uso de este.
Louis Vuitton otoño-invierno 2012
Cualquier fulano con suficiente dinero puede
meter un tren al teatro. No puedo menos que pensar en Luis de Tavira y
su Felipe Ángeles con sus trenes y caballos en escena... perdónenme el desvío, pero si alguna vez me he
aburrido profundamente durante 5 horas, a pesar de los cerdos gigantes
colgados del techo y los infinitos cambios de escenografía -quizá justo
por los cambios de escenografía- fue durante aquel Brecht dirigido por
el maestro Tavira: Santa Juana de los Mataderos.
Tres carruseles: Chanel, Louis Vuitton y Alexander McQueen
En cambio, no
cualquiera logra expresarse sobre la belleza y la muerte de la manera en
que lo hacía McQueen. Sobre las muchas posibilidades de la naturaleza femenina o el futuro apocalíptico que quizá, como especie, nos espera. Los desfiles de
McQueen eran temáticos, los de Marc Jacobs son narrativos. Mientras el
segundo nos cuenta un cuento en el que unas doncellas francesas suben y
bajan por el elevador de un lujoso hotel el primero nos enfrenta a
pequeños tratados sobre el miedo o el poder.
No es
sorprendente, pues, que Lagerfeld meta al Grand Palais un iceberg gigante traído desde Suecia. Puede
hacerlo y con dos pelotas; es cuestión de pagarlo. La belleza no está en los objetos (no importa si son enormes). La belleza está en el corazón humano, así sea en sus
profundidades más oscuras. Alexander McQueen sabía mostrar esa belleza
porque era, además de diseñador, director de escena. Y de los buenos.
Marc se limita a usar el poderío de LVMH. Uno hace moda mientras el otro
hacía arte. Es por eso que dos años después de su muerte aún le lloramos.
Jacobs está en otro rollo, no deja de sorprender, no hay blogger o revista que no hable de lo locochón que está, lo mejor es que definitivamente revolucionará como nos vestimos :D
ResponderEliminarhttp://thelookedover.blogspot.com/
Es cierto, no hay quien no hable de Jacobs, pero creo que es más un revisionista que un revolucionario...
EliminarMe encantó el desfile de Louis Vuitton, super glamoroso, besos desde Uruguay
ResponderEliminarpor falta de glamour no se puede acusar a Louis Vuitton, ciertamente.
EliminarPues yo solo se que cuando alguien presente un desfile como los de antes, donde todo era más ropa que escenario entonces me sorprenderé realmente.
ResponderEliminarSaludos!
amén pues.
EliminarHooola, que tal!
ResponderEliminarme ah encantado tu blog!
increible!
http://www.rockattitude01.blogspot.com/
¡muchas gracias!
EliminarNo sé si la melancolía gana en este post, porque tampoco es que McQueen hiciera milagros con 3 libras, sus puestas en escena eran también bastante elaboradas y deslumbrantemente caras, aunque, sin duda, siempre un paso adelante de lo que los demás -incluido Marc- mostraban.
ResponderEliminarSon un show completo que busca resaltarse en los medios entre tantas marcas ya posicionadas y conocidas. No sé si, por otro lado, tanto McQueen como LV, Chanel, etc, hicieran desfiles regulares, se les criticaría por no hacer un show acorde al producto que están vendiendo... Perception becomes reality, perhaps... ¿?
claro, vieja. justo con eso empiezo el post: no es que lo de mcqueen fuera barato pero el recurso estaba usado en favor del discurso. lo otro también es cierto, en una agenda saturada de desfiles, algo se tendrá que hacer para desmarcarse, y si puedes pagar un iceberg, pues que se jodan los indies... pero creo que Escarcha tiene razón, lo sorprendente tendría que estar en la ropa. ya no mencioné a galliano (y sigo con la nostalgia pues) porque seguro sus montajes no eran baratos tampoco pero -estoy pensando en alta costura- who cares! el arte estaba en los vestidos.
EliminarMucho del arte sigue en los vestidos, creo yo, aunque, en efecto, el show se roba la atención. Ahora, ¿seria mejor jugar el juego de secretismo de Tom Ford?
Eliminarel juego de tom ford me da mucha mucha hueva. ya ni sé que ha hecho, después de ese primer desfile "secreto", perdí el interés en seguirle la pista durante meses.
Eliminarlo mejor sería que si van a gastar un dineral no sea en un almodrote decorativo. aunque en fin, es su dinero y que hagan lo que quieran!
Contrario a Guapóloga, no creo que la melancolía sea lo que gane el post ya que realmente McQueen tenía maestría para generar escenarios y espectáculos mas allá de solo una muestra de ropa incorporando también elementos de tecnología como el holograma de Kate Moss, los brazos robóticos siguiendo paso a paso a las modelos o el otro par de brazos robóticos pintando un vestido en escena, así como también insalaciones completamente distintas a lo común, como el cubo de espejos, el pentagrama, el cerro de basura convertido en arte... si sigo, no acabaría pronto, pero definitivo mas maestría que despilfarre de presupuesto.
ResponderEliminarJa, ja, ja, no creo que sea contrario a mi tu comentario. Coincido en que las exhibiciones en los shows de McQueen estuvieron ligadas directamente con el concepto, con la historia. Y sí, esa es la maestría.
EliminarBueno, mas bien era un complementando, mas que contrario, mi error.
Eliminarah si y soy muy fan de McQueen pero también demostraba su maestría en lo principal, crear moda.
ResponderEliminar