el nuevo viejo grunge

Para la vieja, que suele decirme que extraña mis posts sobre moda.

Para mi, Hedi Slimane era un rockstar: el rey de los hitos en Dior Homme, el creador de la imagen superslim de los rockeros británicos de los dosmiles (ahora me pregunto si fue primero la gallina o el huevo). Slimane era enorme ¡es el güey que hizo adelgazar a Lagarfeld nomás por las ganas de caber en uno de sus trajes! No sólo eso, Slimane era para mi el diseñador en resistencia refugiado en la fotografía. El tipo que la hace con sus fotos y que se niega a diseñar porque no va a poner su nombre en manos de un voraz holding para que un día -dios no lo quiera- si algo sale mal le quiten hasta eso. Así que cuando volvió en forma de fichas para diseñar la línea femenina de Yves Saint Laurent, me alegré. Cuando le quitó el "Yves" a Saint Laurent, creí entenderlo (Monsieur Yves lo aprobaría y todo eso). Cuando presentó una revisión de todos los íconos de la casa, hace seis meses, me pareció muy bien y en general la colección me gustó tirando a mucho. Cuando se le fue a los manazos a Cathy Horyn, me pareció hasta gracioso. Después, lo del departamento de relaciones públicas de Saint Laurent Paris o Saint Laurent o YSL o cómo sea, pidiéndole a Business of Fashion que modifique sus poco favorables artículos -clic- ya empezó a ser menos gracioso. Aunque: qué puedes esperar de alguien que no sigue a nadie en twitter. En esas estaba cuando nos alcanzó la nueva semana de la moda de París y con ello la nueva colección de Saint Laurent diseñada por Slimane.


Yo soy fan del grunge. Tengo la edad suficiente para haberlo llevado en la primera vuelta y lo amo desde entonces. Me recuerda cosas. ¿Pero es una casa como YSL el lugar para el grunge?

Las mujeres de Monsieur Yves eran poderosas. Son también las mujeres de Helmut Newton. Su poder es de alguna manera masculino y se entiende, porque estamos hablando de otros tiempos. Las mujeres de Pilati eran poderosas también, de otra manera, más femenina pero igualmente sobria.


Las mujeres de Slimane son adolescentes casi niñas y me molestan tanto como las infantiles mujeres de la autoproclamada feminista Miuccia Prada. No porque una mujer de treinta no se pueda poner una playera con Totoro, si no porque pudiera parecer que estamos obligadas a ser eternamente unas princesitas de Disney. Y en este momento de la vida tengo más ganas de estar en una polaroid de Newton que en Archie.


Voy a citar a Aldonautico 2010: "La mujer YSL es real y se llama Catherine Deneuve". Estoy en un momento de la vida en la que mis mujeres favoritas se llaman Claudia Cardinale o Kristen McMenamy. Zooey Deschanel me aburre. Taylor Momsen nunca me ha gustado. Por supuesto, no le pido al mundo de la moda que esté construido alrededor de mis filias y mis fobias pero ¿en serio, Slimane? ¿Cambiaste a Deneuve por Momsen? ¡Es Yves Saint Laurent! Si fuera otra marca, no estaríamos usando estos parámetros, los del legado y la historia. Tampoco vale la carta del escándalo, que de eso han estado siempre abundantes en YSL, y menos la del escándalo por grunge. Si, a Marc Jacobs lo corrieron de Perry Ellis por subir el grunge a una pasarela ¡pero era 1992! ¡Ya pasaron veinte años! Ya va pareciendo tiempo de superarlo.


Ya me alargué muchísimo hablando mal de Slimane y la verdad es que yo de lo que quería hablar mal es de la sobrevaloración de la juventud. Todos la tuvimos (tenemos, tendremos) y todos vamos a dejar de tenerla, a menos que mueran jóvenes y dejen un hermoso cadáver. La juventud es una condición biológica, no una virtud ni un logro y hay que ser muy estúpido para intentar insultar a alguien por su edad. Y a todo esto ¿dónde quedó aquello de You cannot charge $1200 for a dress that looks like it was bought in a second hand store and makes most women over the age 19 look ugly*? Porque lo que parece seguro es que Slimane va a vender en serio. Monsieur Pinault no tiene ninguna duda al respecto. Alguna ves Yves Saint Laurent, el original, dijo que estaba decepcionado de la moda predominante que arrincona la ambición artística a favor del simple lucro "como si fuese hacer cortinas para ventanas". Creo que jamás me metería con Isabel Marant, con Marc by Marc ni ninguna de esas firmas que diseñan para veinteañeras con dinero pero me siento un poco estafada cuando una casa en las que las mujeres eran tratadas con respeto y reverencia se vuelve un Bershka de mucho lujo.


* No puedes cobrar 1200 dólares por un vestido que parece comprado en una tienda de segunda mano y que hace que cualquier mujer de más de 19 se vea fea.




7 comentarios

  1. Vi la coleccion en video y me gusto mucho mas que en las fotos, de hecho me gusto mucho pero concuerdo que salvo algun moño y alguna camisa no vi a YSL para nada, supongo que por eso el cambio de nombre a San Luis Potosi... e imagino que en la mesa de begociaciones Hedi dejo claro (o le dejaron claro) que el target de la casa tenia que ser mas joven.... supongo que eso es renovarse o morir...o dejar morir un legado, respeto que Hedi presentara algo asi por que hizo prevalecer su vision pero a pesar de lo mucho que me gustaron varias prendas no dejo de pensar qye nadie de mas de 25 se veria bien con ellas (salvo Anna de lo Russo que no se veria bien pero igual se las pondria) en fin, al final los numeros hablatan...

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  2. Va a vender a las Florences y a las Zooeys y Taylors... Y mi amado LA continuará siendo epítome de la facha cara. Agito el puño a Slimane por mantener eso, pero en la nueva tienda Top Shop de LA estarán felices: les acaba de dar el espaldarazo para vender toda la colección grunge que, de por sí, ellos ya ofertan. Sí, cara, pero no a los precios absurdos de SLP.

    Esto va en camino a convertirse en Decarnin II.

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  3. Yo desde que vi la colección masculina F/W 2013 me sorprendí.. de lo fea y poco elegante que era. Y ahora esto!! No por favor!!! comparto contigo sobre la valoración de la juventud, y no me desagrada. He visto como ha ido cambiando también Chanel.. con colecciones pensadas ya no para una mujer madura.. si no para chavalitas de 17 para arriba. Claro la moda ahora la consumen desde temprana edad. Pero que no hagan mamarrachadas!! Cuando Yves Saint Laurent era la elegancia pura!! Forever PILATI
    ;)

    http://personalshopper2010.blogspot.mx/

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  4. Creo que el principal problema no es el nombre o la horrible colección, es que la industria subestima más y más a los consumidores que tristemente están más interesados por la marca que por el trabajo artístico de las prendas, en un afán de masificar marcas que no están hechas para eso y monetarizar las cada vez menos rentables haute colecciones.

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  5. Mi problema [punto/queja/observación] con la mayoría de las casas de moda es que están lucrando mucho con la nostalgia, que lejos de hacer recordar cosas bonitas, nos hace vivir en un loop del que nos está costando cada vez más salir.

    Sí, la mujer YSL se llama Catherine Deneuve, sí el grunge es oficialmente vintage (ya tiene sus 20 añitos) y no tiene nada que ver con YSL, pero ambos "conceptos" son una idea (romántica) de estilo. YSL ya no es más YSL, YSL es parte de Gucci Group desde 2002 y Catherine se decantó finalmente por ser una mujer LVMH.

    La mujer actual y real es la que paga 200 dólares por un vestido que parece comprado en una tienda de segunda mano, porque hace caso de tendencias sin razonar (algunas sí, algunas no. No me odien hasta que termine de leer), porque no se arriesga a usar algo de Gareth Pug, dado que le resulta incómodo y nada funcional.

    Para muchos de nosotros, bloggers y no, la moda es una fuente inagotable de inspiración. Es el motor de todo lo que hacemos (señalo, para algunos nosotros) pero la moda es una industria que bien o mal debe pagar salarios.

    Slimane sabe llamar la atención y lo seguirá haciendo mientras tenga que vender colecciones o colgarlas en las "celebritis", no importa si tiene que sacrificar el concepto de una marca.

    Besos, Boti.

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    1. Querido Rafafefifofu, tienes razón. Al final la respuesta está en Devil Wears Prada (la respuesta SIEMPRE está en DWP) "esta es una industria multimillonaria que NO está basada en la belleza interna". Tienes razón en que tanto Deneuve como el grunge son un concepto romántico -y que ambos están en el pasado-. Sin embargo, yo trato a los diseñadores como artistas ergo juzgo su trabajo como juzgaría un cuadro o una obra de teatro. Tal vez ahí podría empezar la discusión... porque si son vendedores y no artistas entonces los parámetros cambian. Aunque al final, quien los juzga como vendedores es el Sr Hayek y de ese juicio salen muy bien librados. Yo seguiré aplicándoles parámetros de artistas. Y un artista que sólo sabe mirar hacia el pasado está muy chafa. En todo caso, hay dos tendencias actuales que me chocan: el mercado de la nostalgia y el boom de las lolitas. De ambas cosas culpo a los cuarentones que en este momento están dominando el mundo, obvio no los culpo por ser cuarentones, si no por estar aferrados a su juventud perdida, la que coincide -mira que casualidad- con el grunge y esas cosas.

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    2. A mí también me gusta ver a los diseñadores de moda como artistas y artesanos (porque lo son y que nadie nos diga lo contrario), pero hasta el arte es un negocio en el que se paga por ver piezas en museos, ferias, galerías o tenerlas en casa.

      Culpo también a los cuarentones que dominan el mundo. Yo ya no quiero vivir en el perpetuo recuerdo de los noventa. Sí, puede que sea hipster (ft. pobre y tenga que comprar en la segunda mano) y aprecie las cosas viejitas, pero también trabajo en una industria que necesita innovación y soy de los primeros en oponerme a la reinterpretación de mensajes y códigos de comunicación ya utilizados.

      Lo mismo me pasa con la moda. Prefiero mil veces el estilo de Róisín Murphy, musa de Viktor&Rolf, que el de Alexa Chung. Slimane no tiene el Avant-Garde de los Antwerp Six, pero sí tenía una onda bastante compleja llena de referencias que poco a poco se han transformado en fieles transferencias temporales.

      En fin, el juicio contra Hedi está fuerte y tiene relevancia porque "se nos salió del huacal" y esa rebeldía mal empleada, seguro se acaba al mismo tiempo que un contrato firmado por la tripleta Pinault-Printemps-Redoute.

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