de las cosas intrascendentes en las que uno piensa a veces

Saber quién se ganó el Nobel de Literatura es, todos los años, un evento mayor en casa, porque esa es una de nuestras fuentes de lecturas nuevas. Luego no nos gustan los premiados... pero qué le vamos a hacer. Por eso, por el descubrimiento que implica un nuevo premio Nobel, este año se siente al menos extraño conocer ya al escritor en turno.

En fin. Como dicen por ahi y dicen bien, de este lado del mundo levantan suspicacias -por decir lo menos- las posturas políticas de Mario Vargas Llosa, el ganador de este año. Aunque papá ya lo sintentizó en menos de 140 caracteres: se premia la obra literaria.

No es mi intención ponerme a juzgar a los viejitos de Estocolmo, más bien quiero compartirles dos momentos importantes de mi vida como lectora. Son dos anécdotas mínimas pero me conmueve pensar que un peruano ahora español que vive en Nueva York y que se ganó en Suecia el más importante premio literario del mundo, es de alguna manera parte de mi vida, aunque me caiga gordo. Ahí les voy.

Tenía 11 años y acababa de saltarme la etapa de la llamada "literatura juvenil" para aterrizar directamente en los latinoamericanos contemporáneos. En esa época apenas estaba descubriendo el librero familiar en el que estaba La tía Julia y el escribidor. No recuerdo qué me llamó la atención. La portada, supongo. Me aburría con los pasajes de la tía pero me divertía mucho con las radionovelas así que saltaba los capítulos y luego no entendía porqué diablos siempre describían igual a un personaje que no era el mismo. A estas alturas ya olvidé casi todo pero recuerdo un capítulo con una audiencia en un juzgado en la que un tipo se va a cortar los genitales con unas tijeras de jardín... o de hecho se los corta. Dios, recuérdenme que ahora si tengo que leerla. De pronto no hallé el libro en ninguna parte y hasta la fecha he considerado ese extravío como (al menos) sospechoso y lo considero el primer y único acto de censura sufrido en mi vida. Aunque también puede ser que el libro quedó por ahí o lo prestaron o yo que sé y durante veinte años me he estado contado un cuento. Debo recordar preguntar en casa.

La segunda historia es de cuando estaba en la preparatoria y tenía la saludable costumbre de leer novelas en clase. Un día estaba metidísima en La Guerra del Fin del Mundo y el profe se dió cuenta, así que me llamó por mi nombre y me hizo una pregunta súper evidente sobre el tema que estaba tratando en ese momento. Yo contesté algo así como "el ciclo del agua" que venía ser un disparate total y me sonrojé. El profe dijo "guarda eso" y siguió con su clase. Yo guardé mi novela. Nunca, en mis años de lectora, nunca he tenido una sensación tan certera de ficción aceptada como realidad y nunca una peor interrupción que ese día... un momento de la vida en el que yo andaba de viaje muy lejos, en un paisaje amarillo, meridional y requemado, rodeada de santones y mendigos, campesinos, andrajosos y podía escuchar hasta el ruido de los bichos y entonces la voz del profe y mi cara estupefacta, con la boca abierta, descubriéndome -tras una eterna fracción de tiempo mirando el pizarrón- a mi misma en un salón de clases para responder "el ciclo del agua" y descubriendo que los viajes entre dimensiones son eso y nada que salga en un programa de televisión.

Las experiencias que marcan en la vida no tienen por fuerza que ser enormes. Felicidades pues, al señor Vargas Llosa.

6 comentarios

  1. Muy merecido ese premio nobel, ya era hora de que se lo dieran...
    Una gran figura.

    Un saludo! :)
    (Sorteo "Bruno Banani" en mi blog)

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  2. Nunca ha habido censura en las lecturas de casa (ni en películas o en el derecho de escribir)
    La tía Julia y el escribidor debe ser uno de tantos libros que se han perdido por andarlos prestando(lo seguiré haciendo, prestarlos, espero que no perderlos).

    ( y aparte, muy aparte: jaja por el nombre y el símbolo de quien comenta)

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  3. Yo me he alegrado mucho por este gran escritor.
    Siempre me ha gustado la lectura (aparte de Vogue...):)
    bsicosss

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  4. Tu última frase me encantó, tienes toda la razón, lo que marca en la vida son pequeños detalles que van armando un album de recuerdos :)

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  5. No conozco al señor Vargas, ni su postura política ni su obra. Pero me agrada leerte más personal.

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  6. Es increíble que un libro marque la memoria de la interrupción.

    Es posible que el profe también recuerde el evento y tu sonrojo...

    Felicidades al señor.

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