El reloj nunca se detiene, nunca se detiene y no te espera.

Es cierta la belleza de la juventud. Es cierta y es total. Lo que no es cierto es aquello de la canción: "no la busques hijo muy bonita porque al pasar del tiempo se le quita". Este... no. O a veces si. Pero no por fuerza.

Pensaba en eso mientras pasaba el tiempo en pinterest, pineando hombres guapos de todas las edades en este tablero. Y luego me preguntaba ¿porqué parece más común encontrar hombres guapos "entrados en años" que mujeres? Al menos entre los rostros más famosos. 

1957. Foto por Richard Avedon.

Lo único que se me ocurre es que las mujeres tendemos más a aferrarnos a la belleza de la juventud. La misma que cuando se va, se va. Y cuando esa belleza particular se ha ido, hay que saber deslizarse con gracia en otra belleza, igual de bella pero diferente en su forma. 

¿Ejemplos? Cher. Madonna. Joan Jett, Meg Ryan, Sandra Bullock. Mujeres bellísimas que han hecho hasta lo imposible para "mantenerse iguales" y a quienes ese esfuerzo es el que les ha impedido volverse hermosas como sus pares masculinos: surcados de arrugas y con menos pelo que nunca. 


Ahí está la súpermodelo Carmen Dell'Orefice. Hermosa entonces, bellísima ahora. 




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