mis genes recuerdan cosas que yo no, tu olor viene de tan atrás en el tiempo...

¿Recuerdan que les conté acerca de los retos Kenzo para bloggers? Esta semana nos han pedido escribir un texto basado en una anécdota acerca de un olor, aroma o fragancia que nos evoque buenos recuerdos y/o emociones positivas. Yo pensé en Flower Tag y las sensaciones hermosas que ese perfume suscita en mi, pero decidí no escribir sobre un perfume comercial. Si bien el blog de Kenzo es una fuente de inspiración, la verdad es que la vida también lo es, y de qué manera. Si quieren leer los textos de los demás bloggers participantes, echen un ojo a @KenzoMx. Por lo demás, he aquí mi participación.
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Para nadie será un descubrimiento eso de que los olores y la memoria están atados los unos a la otra. Porqué nuestra memoria elige registrar unos aromas y no otros, eso ya resulta más misterioso. Es misterioso que recuerde, por ejemplo, tener 14 años y tenga presente en la memoria el aroma sutil del pan tostado y el olor espeso del tocino frito flotando en la cocina mientras desayunaba con mi padre a las 6:30 en punto de la mañana, antes de salir rumbo a la escuela. Tener 17 y la ropa saturada de olor a leña en una cocina de pueblo, cuando fui maestra rural, mientras compartía las tortillas recién hechas y la leche hervida con canela en una cocina de pueblo en penumbras. Tener 21 y recibir en la nariz el olor de pasto húmedo recién cortado en los jardines de Filosofía y Letras en la Unam. Y sin embargo nada se compara al olor natural de mi pareja, el hombre al que amo y al que mi nariz alcanza exactamente en su plexo solar: decía Mademoiselle Chanel que nadie puede ser tan soberbio como para pensar que su olor natural basta; la gran dama de la moda sostenía que todos necesitamos una pequeña ayuda en forma de perfume. Con toda la humildad del mundo, diré que Coco se equivocó en esto, porque mi hombre tiene un olor preciso e inconfundible que sólo es posible percibir al abrazarlo estrechamente. Un olor limpio y carente de artificios que es su olor natural, absolutamente indescriptible con la pobreza de mis palabras. Un olor que me hace pensar que lo nuestro no es casual… mi enamoramiento es profundo, arcaico, es un enamoramiento evolutivo. Me explico: es un amor que remueve lo más antiguo de mi memoria genética, es un amor que existe desde que le olisquié por vez primera, yo un cachorrito extraviado buscando asidero por medio del olfato. Su piel tibia despide un aroma único que es una huella genética y que causa en mi la impresión de un grito que me llama atrayéndome irresistiblemente. Después viene la elaboración cultural y la justificación intelectual, pero el punto de partida es un algo instintivo que apela a lo más animal que hay en mi. Amo irracionalmente su aroma y después le amo a él. Y que él me ame de vuelta es un don de la diosa fortuna. Así de milagroso es el olfato.

3 comentarios

  1. ¡Carajo! Perdón por la palabra, Bello texto.

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  2. Algo tan primigenio como el olfato puede ser hipnotizado por fragancias, pero lo esencial y básico es reconocer a quien amas en su olor natural.

    me encantó...

    Saluuudos!!

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