Celebraciones.

Creo que las ocasiones especiales se tienen que marcar. No tienen que ser marcadores grandes: una boda pueden ser 12 comensales en un pequeño restorán cuidadosamente elegido (así fue la mía). El inicio de un nuevo trabajo o la renuncia a uno que ya no te hace sentir bien merece su propia celebración. Quizá por eso uno de mis días favoritos del año es mi cumpleaños, a pesar de que hace mucho pasé la edad de celebrarlo con gelatinas y piñata. Cumplir años merece detener el tren de las prisas y el caos, quitarse los zapatos y abrir una botella de champaña. 




Con el tiempo, me he dado chance de conocer mis gustos en alcohol. Antes bebía lo que fuera en las fiestas, cualquier cosa mezclada con jugos de bote o -peor aún- con refresco. Ahora con refresco solo acepto ron y eso por que las cubas me siguen dando una sensación de diversión y fiesta (de viernes en la tarde) pero ya sé que no soy fan del vodka y sus habituales mezclas de preparatoriano de los noventas. Tengo un poco gustos de señor y a veces me gusta tomarte un whiskey después del trabajo. También me gusta la simplicidad desenfadada de la cerveza que me recuerda a mi mamá en momentos de relajación (en eso la heredé). 

Pero mi alcohol favorito es, definitivamente y por una razón del todo desconocida para mi, la champaña. Me gustan sus burbujas, su color dorado o rosa pálido, las copas en las que se sirve, la sensación algodonosa y eufórica que va dejando. Mis amigos dicen que por dentro llevo el espíritu de una rubia despreocupada. Ha de ser eso. 




Estoy escribiendo este post en medio del caos de una mudanza. Ayer domingo llegamos a un departamento nuevo que hoy está lleno de cajas, en el que no es posible encontrar una pijama y los tenedores están al fondo de donde los busques. Normal en estos casos. Pero a mitad del desastre universal vale la pena detenerse sacar unas copas de alguna caja y destapar una champaña para marcar el momento. Tan pronto le de "enter" al post me iré a eso. 

A la salud de un nuevo momento en la vida. 

Fotos: cortesía Champagne Taittinger.
(Post no patrocinado). 




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